Un monologo sin expectadores, vìsperas de la soledad. Si tan solo tus ojos se posasen en estas palabras me sentirìa mejor. Guardo esa esperanza, pero ya no sè que decirte. El feedback y las teorìas del poder. Si sè que el Amor es y serà siempre, pero ¿cuanto mas faltarà?

Guerra.

Unos ejércitos de clowns nos separan, con sus bailes, sus formas y colores y su imprudencia. Parecen simpáticos, porque lo que importa es la risa, pero son demonios, lisa y llanamente. Me dan pena. Pero mientras tanto, nos desgarran, nos alejan y nos destruyen, no pasa nada, nada.

No puedo evitar imaginarme como sos cuando acabás, quiero que acabés conmigo. Y renazcamos juntos para volver a aniquilarnos, hacernos polvo, polvo de polvos. Y así un par de veces, hasta que el ébola nos haga propietarios de una estancia. Hasta que me hagas reir mil quinientas veces, hasta y desde ahì hasta allá.

Cuando estàs en silencio, en uno de esos escasos momentos en los que no estàs haciendo nada, en los que estàs perdiendo el tiempo, en los que perdès el dinero, en los que no estàs haciendo el amor, ni siquiera distraída, ni corrès, ni caminás, o escribís mensajes de texto, ni vès un monitor, ni escuchàs mùsica, dònde te fuiste, dònde empezàs a irte, ahì sólo ahí.

Siempre te veo irte con otros.

Siempre que te amè te vi irte con otros, no tengo ganas de amarte mas, y vuelvo a verte y te quiero de nuevo y asi. Me estarìa recibiendo de cornudo. Profesional, matriculado, con registro y con patente. Siempre que te amè te vi irte con otro y llego a la conclusiòn de que el amor no es para que te amen, ni para que me reconozcas, sino que me sale asì. Y eso me pasa con todas las cosas, con los trabajos, las profesiones, las poesias, los cuentos, siempre viene un gato y me los festeja antes y se va campeòn del mundo en un auto. Pero ese error, esa distancia entre lo que es y lo que debiera ser. Eso es lo que es y tranqui.

El origen del cristal que nos separa ,acto de magia simpática. Desarmarlo hasta que sólo sea tiempo. Un barco, un bote, un fuego. Un charco de cristal. Una botella de algo, dale, vamos, vamos.

No era yo, por suerte o por degracia, ni eras vos. Ni era el lugar, o la época, o el viento o todo eso. Nunca es nada, a veces pasa.

¡Cuanto te fuiste!

Cuanto te fuiste! Cuanto te fuiste y para que no sea tanto intenté preservar mi cuerpo como un templo, al sentir la corrupción, a la primera erección decidí que quizás el cuerpo no sirviera, recurrí a la memoria y entonces me acuerdo de nuestro primer beso, y también del último, pero en el medio todo se empezó a llenar de huecos. Decidí no esperar, viajar, recorrer, conocer, llenarme de experiencias; todas experiencias llenas de la esperanza de cruzarte por casualidad en alguna esquina. Todas las personas, sirviendo de referencias, de boyas en el mar, pero sin ninguna orilla. Decidí leer el Ulyses de Joyce, nomás para ver como se hace para volver. Y nunca volví, nunca volviste. ¡Kirchneristas de Mierda devuelvanmé el Alma!

Pagando el Cyber

La vida o la muerte Y todas esas cosas graves de las que hablamos: No Valen Nada, nada. Ahora escribo esto, pero el cyber lo tengo que pagar con monedas. Si al del Cyber le digo, mirá la vida o la muerte ¿Con que derecho me creo para decirle eso si nunca le pregunté que vió? Escribir es para ricos, o para pobres. Una eterna despedida de un encuentro que nunca sucedió.