jueves, 4 de septiembre de 2014
¡Cuanto te fuiste!
Cuanto te fuiste!
Cuanto te fuiste y para que no sea tanto intenté preservar mi cuerpo como un templo, al sentir la corrupción, a la primera erección decidí que quizás el cuerpo no sirviera, recurrí a la memoria y entonces me acuerdo de nuestro primer beso, y también del último, pero en el medio todo se empezó a llenar de huecos. Decidí no esperar, viajar, recorrer, conocer, llenarme de experiencias; todas experiencias llenas de la esperanza de cruzarte por casualidad en alguna esquina. Todas las personas, sirviendo de referencias, de boyas en el mar, pero sin ninguna orilla.
Decidí leer el Ulyses de Joyce, nomás para ver como se hace para volver.
Y nunca volví, nunca volviste.
¡Kirchneristas de Mierda devuelvanmé el Alma!
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